Artículo para Radio Marca Almería: Dos meses y diez días

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Foto: La Liga


Dos meses y diez días


Ya casi ni me acuerdo. El encargado fue Fidel que, a pase de Alcaraz, puso al equipo almeriense por delante en el marcador en Pamplona. Aunque luego se llevó Osasuna el partido. Esta fue la última ocasión en que la UDA materializó un gol a domicilio, allá por el 16 de septiembre. Dos meses y diez días. La semana después, en León, consiguió sumar un puntito que hasta hoy era el último resultado positivo como visitante. Dureza numérica a la que nos tiene acostumbrados este equipo desde hace años.
 Pero vengo positivo. No me pregunten por qué, he regresado a la senda del optimismo. Quizá me baje en un futuro próximo, o no. El Almería de Lucas no fue el de Lucas, eso es incuestionable. No puede un entrenador dejar su sello en un equipo en unos pocos días. Lo que sí puede, y lo hizo, es hacerle sentirse capaces de lograr algo; y el Almería se sintió capaz. Podemos hablar de dominio blaugrana. Podemos hablar de que fue de penalti. Podemos hablar de poco fútbol. Podemos hablar de lo que queramos, pero este equipo mostró una imagen diferente.
 En esto del fútbol solo hay una receta para superar el catarro; los puntos. Da igual todo lo demás. Da igual si dominas más o menos, si llegas más o menos o si lanzas a puerta más o menos. Nada de eso importa. Ganar, ganar y ganar; como decía El Sabio de Hortaleza. Para ello, el Tenerife debe seguir siendo el muñeco de trapo que es como visitante y el Almería ha de rugir como rugió ante el Zaragoza con Fran Fernández en el banquillo.
 Se avecina el mercado de invierno y con él llegarán caras nuevas. Lucas no habría venido de no ser así. Falta un delantero, la pólvora mojada de los de arriba y la lesión de Caballero parecen hacerlo indispensable. Por ello, no habría más alegría para Lucas que Juan Muñoz o Hicham marcaran en un hipotético triunfo ante los insulares. Y Pozo, ese jugador que todo lo hace bonito, que dibuja con un pincel sobre el césped y que llena de verticalidad un fútbol tan horizontal como el de Segunda, tiene que dar un paso adelante y comenzar a contribuir con goles y asistencias. Si quiere llegar donde se merece, que es lo máximo, tiene que comenzar a tirar del carro de verdad.
 Aunque lo que de verdad importa es que Lucas sea Lucas siempre. Que su equipo siga siendo su equipo y que la nube negra, esa que aparece y arrastra al Almería al escenario del corral de comedias a seguir representando su particular tragedia, se quede en esta ocasión encerrada.

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