A día de hoy

Foto: udalmeriasad.com

Alejandro Asensio
09-08-22

En la fecha presente ya no se considera desaconsejado el uso de la locución 'a día de hoy' en el Diccionario panhispánico de dudas. Esta expresión tomada del francés es una enfatización que, para muchos, puede sonar innecesaria. Pero, ¿acaso no hacemos de lo innecesario una tradición en nuestro día a día? Innecesario es, si reducimos el análisis vital a la simpleza, todo. Salir a desayunar fuera, jugar una pachanga a tu deporte favorito o, incluso, ir a trabajar. Todo es innecesario. Es por luchar contra el duro pragmatismo de nuestra existencia por lo que inventamos el ocio, el dinero o el sistema en el que estamos inmersos. También las pretemporadas, los fichajes o el envoltorio capitalista en el que hemos envuelto el fútbol pueden ser, según se miren, algo innecesarios. 

Actualmente existe una corriente negativa entorno al Almería. Me sumo aunque no la promueva ni enseñe en redes sociales. Hay una carga emocional que, en mi caso, deriva de un precio que entiendo desproporcionado para renovar mi abono en tribuna y algunos que otros vaivenes en cuanto a la actualidad de mi equipo durante este verano. Es raro notar que el termómetro de la pasión se viene un poco abajo en la temporada del regreso a la máxima categoría. La inflación, el precio del combustible, esta ola de calor interminable o la manipulación mediática a través de la mentira. Qué sé yo, todo influirá. 

Hoy en día es complicado soñar con un Almería que compita con descaro si analizamos que, sobre el papel, toda la parrilla de salida ha mejorado sus vehículos mientras que el nuestro parece incluso querer vender aquella pieza que le hizo ser de los más rápidos en la temporada pasada. No podemos negarlo. 

Hasta hoy los resultados son el peor enemigo de la ilusión; un barco que espera en el puerto, de momento, casi sin tripulantes. Pocos se atreven a subirse. La última patada en el estómago la derrota ante el Al-Hilal, un equipo que, para sorpresa de muchos, entre los que me encuentro, tiene mejor plantilla que varios equipos de Primera españoles; el Almería es uno de ellos, más aun si vende a sus estrella. Aprovecho desde estas líneas para sugerir a quién corresponda un nombre: Matheus Pereira. 

Hoy por hoy las dudas se alzan sobre un estadio en el que no sabemos si jugará un caballo poderoso o un potrillo asustado. Pero, ya que estas líneas son mías, voy a deslizar entre ellas algunas deliberaciones motivadoras: Robertone es buenísimo, Samú, Arnau y Akieme también. Kaiky y Pozo también lo son, y Ramazani. De la Hoz y Ely no se quedan atrás. El fútbol no es una ciencia exacta. Ganar en pretemporada o fichar muy pronto no te asegura nada; de ser así, todos los equipos tendrían la fórmula del éxito. Por otra parte, los que ahora nos parecen buenos también llegaron aquí siendo absolutos desconocidos. Yo creo en la evolución de la plantilla, en su crecimiento deportivo, y paro porque empiezo así y acabo creyendo en quimeras. 

Hoy tenemos miedo. Mañana, ilusión y, dentro de varios meses, quizá hablemos de grandes futbolistas donde ahora ponemos interrogantes rojos. Esto es deporte. Vamos a esperar, que la paciencia, como dijo aquel, es la madre de la ciencia. Porque, a día de hoy nada es concluyente. 

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